martes, noviembre 29, 2005

Odiarás a tu prójimo como a tí mismo

Este es el nuevo catecismo que hoy ordena - no es una simple sugerencia mis queridos amigos jesuitas - Benedicto XVI a la Iglesia Católica, al afirmar que ningún hombre homosexual debe ser ordenado sacerdote, aunque sea célite y casto. Andrew Sullivan, como siempre, describe bien la mente de Ratzinger.

Mientras, el Observatore Romano, diario de la Santa Sede (el nombre oficial del Vaticano) en un documento explicando la nueva instrucción, afirma que los homosexuales no tienen ningún valor social o moral. De Miguel Angel a García Lorca, todos los gays y lesbianas son seres humanos sin valor moral, y lo que es peor, miles de sacerdotes homosexuales que han dado su vida a la Iglesia, no son nada, no tienen valor alguno. Me pregunto si acaso Hitler pudiera haber dicho algo semejante... Pero lo que es peor para los que creen que aún queda algo de liberal en la Compañía de Jesús: el texto, seguramente para tener cierta legitimidad fue escrito por un psiquiatra, y no uno cualquiera, escrito por Monseñor Tony Anatrella, un jesuita... (porfavor vean hasta abajo esta página, donde está el eslogan que los jesuitas se han inventado para conseguir más vocaciones en México: "Ser jesuita, ser diferente"... porfavor... o quizá sí, tienen razón, podría ser: Ser jesuita, ser nazi"? Es triste ver a que niveles cayó hoy la Compañía... sólo lean otra de las brillantes obras de este señor. Y él dice que sirve a Dios...

William Saletan explica la nueva teología de Ratzinger, y cómo en lugar de amor ahora fomenta odio. Sullivan comenta sobre su artículo:

"... homosexuals, whatever they do, are threats to society and the Church; the great gay priests of the past, including Mychal Judge or Henri Nouwen, have "no social value." This is not about hating sin and loving the sinner any more; it's about hating a segment of humankind, segregating them out for moral censure, and banishing them from moral discourse. It's about taking the fundamental message of the Gospels and inverting it."

Dios se muestra más claramente en los momentos difíciles, y éste no es la excepción. Es es tiempos oscuros como éste que el Espíritu Santo guía a los héroes. Leonard Walker, de 58 años, renunció a su sacerdocio por esta nueva política de Roma. El comenta:

"
Era como ser un judío vistiendo el uniforme nazi. No podía más permanecer en ésta institución más tiempo sin ninguna medida de integridad..."

Y luego se preguntan si Ratzinger no fue realmente un nazi, el Times de Londres les puede iluminar. El nuevo mensaje para los seminaristas gays es éste: "odiénse, quedénse callados si quieren seguir seguir aquí. Odien lo que son, nieguen lo que Dios creó."

El amor se ha enfriado en el corazón de la Iglesia Católica. Vivimos su tan esperado y anunciado invierno, necesario e inevitable. Esperemos que hojas caigan, el árbol se seque... Es el tiempo en que el árbol se convierta en cruz, y que ésta iglesia como la conozcamos muera, como hizo Jesucristo. Sólo muriendo podrá en un futuro renacer, y veremos "una tierra nueva y un cielo nuevo." Ratzinger ha desatado al viento que terminará con la Iglesia Católica como la conocemos, y quizá eso es lo que quiere Dios. Así sea.

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