martes, septiembre 19, 2006

El Jardinero del Cardenal

Texto que publica hoy Germán Dehesa - sí, ese ignorante de la ultraderecha y miembro del Yunque - en el Reforma. Imperdible:


Germán Dehesa
El jardinero del Cardenal

Probablemente yo las ignore, pero Don Juan Sandoval Íñiguez debe tener virtudes. No puedo decir que lo conozco en profundidad, pero jamás lo había encontrado con particulares dotes para la ironía. Dicho de otra manera: el ambiente debe estar francamente chacotudo, tanto como para que el señor Cardenal también se aviente a la cazuela. Confieso que quedé francamente sorprendido ante la declaración, pachanguera a no dudar, de que él también ya había nombrado Presidente Legítimo a su jardinero.

La grey tapatía debe estar estupefacta, confusa, perpleja y atejonada. Su Cardenal no suele hablar en ese tono y entonces no saben si tomárselo en serio y presentarse de inmediato a vitorear al jardinero, ponerse penachos y solicitarle cargos en su silvestre gabinete; o bien, entender que su Ilustrísima, por única vez en la vida, pensó en aventarse lo que se llama un buen puntacho y conferirle el encargo de Jefe del Ejecutivo a su rústico colaborador, que seguramente se llamará Blas, o algo así, y emplearlo como mero ejemplo del generalizado estado de pachanga que se ha adueñado del país a partir de la autoconsagración de AMLO como monarca sexenal en tránsito.

El artículo editorial que hoy le consagra "El País" a Andrés Manuel, lleva el revelador título "De mal en peor" que, en efecto, alcanza de lleno al iluminado tropical, pero que también y por desgracia alude al acelerado deterioro de nuestra vida institucional. Si solo fuera AMLO el que anduviese de mal en peor, sería muy lamentable, pues se trata de un luchador de izquierda que, antes de que entrara en fatal romance con Camacho, gozó del respeto de muchos y entre estos me incluyo; pero es también la vida política e institucional de este país la que va del mal en peor; la que, como apunta "El País" va del esperpento al horror. Nadie sabe hasta dónde llegará, en qué terminará y quién le pondrá el cascabel a este gato alucinado que ahora se dispone a ganar para los cerros, aunque bien sabe que el centro de su poder, su mero salón de fiestas es el Zócalo y que, en cualquier otro ámbito, desmerece grandemente. Se irá al sur con la decidida intención de que "el movimiento" se fortalezca y se convierta en partido político. Resulta obvio que AMLO y el PRD no están dispuestos a avanzar por la misma carretera y que han llegado a un punto de quiebre. Ambos comienzan a estorbarse. Presiento que la injusta y terrible inmolación de Cuauhtémoc Cárdenas, el padre fundador, cierra un ciclo. AMLO consumó su parricidio ritual y el PRD queda a merced de sus pequeños caciques. Según él y sus sacerdotisas y corifeos, queda como insustituible representante de la única y verdadera izquierda de este país Andrés Manuel López Obrador. México se vuelve a encontrar con uno más de sus Prometeos mestizos que anuncian con irrecusable voz: ¡No hay más ruta que la nuestra!. Está bueno.

Ya metidos en esta variante tropical de "Ubú rey" y en espera de que, en algún día no muy lejano, se materialice Calderón y diga algo aceptablemente brioso y original, le damos la bienvenida a Blas, el Presidente jardinero, le presentamos nuestros respetos y en este país donde todo anda descolocado, le conferimos la tarea de ser el espíritu tutelar del ansiado sosiego, de la umbrosa y verde paz que todos necesitamos para no ir de mal en peor y para recuperar el paso lejos, muy lejos del intolerable ruido de los políticos merolicos que con cara de hijos predilectos de la patria, nos venden el elixir de la verdadera justicia. En verdad, bienvenido sea el humilde Presidente jardinero.

Cualquier correspondencia con esta jardinera columna, favor de dirigirla a german@plazadelangel.com.mx

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