sábado, diciembre 02, 2006

El sacrificio de los niños, en nombre sea de Dios

La arquidiócesis católica más grande de Estados Unidos, la de Los Angeles, hizo un acuerdo para dar casi 60 millones e dólares a 45 víctimas de abuso sexual a cambio de evitar un juicio, que hubiera destapado una terrible cloaca y hubiera costado más a la iglesia católica en daños a su imagen pública. El número de sacerdotes implicados fue de 22... Este es el segundo acuerdo más grande su tipo en este tipo de arreglos. Y desde 195o, los indeminizaciones a víctimas de abuso sexual a manos de sacerdotes católicos le han costado a la iglesia mil quinientos millones de dólares. Varias diócesis se han declado en quiebra, desde que en 2002 la arquidiócesis de Boston fue la primera en recibir acusaciones de encubrimiento a sacerdotes pederastas. El arzobispo de Boston, Bernard Law, tuvo que ser removido por Juan Pablo II ante la imparable ira de los fieles al comprobar que encubrió a decenas de depredadores sexuales detrás de las columnas eclesiales; hasta su muerte el Papa nunca pidió disculpas a los niños víctimas. El hoy Papa Benedicto XVI además ordenó a los obispos no entregar los sacerdotes a la justicia civil, sino esconderlos. El Cardenal Law vive ahora tranquilo en un departamento palaciego en Roma y oficia misa en Santa María La Mayor. La pregunta es: ¿quienes fueron los verdaderos encubridores de toda esta podredumbre? ¿Quiénes sacrificaron a cientos, miles de niños en nombre del qué dirán? Tienen nombre y apellido, y por desgracia, uno de ellos gobierna a la iglesia católica.

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