miércoles, marzo 26, 2008

Jalisco retrocede más de un siglo gracias al Opus PAN

Por que parece ser que todavía ahí la seperación Iglesia-Estado - emanada de las leyes de Reforma del presidente Juárez - no existe. Lo más cinico es que el gobernador Enrique González no gasta su dinero personal, sino que en este caso gastará 90 millones de pesos de los contribuyentes de su Estado. Dinero público para un uso privado, vaya política pública. Y como si en Jalisco no hubiera en qué invertir de mejor manera ese dinero, como si todos los jalicienses tuvieran servicios públicos, y de calidad. ¿No sería mejor invertir ese dinero en las comunidades de la sierra huichol? ¿O en las poblaciones de los barrios más pobres de Guadalajara o en construir más refugios para mujeres golpeadas? No, casi 9 millones de dólares para construir una basilica. Como si el dinero de los impuestos sobrara, pero como no es del gobernador. ¿Y el Congreso del Estado está pintado? ¿No se supone que los diputados locales representan el pueblo? ¿Y el pueblo no necesita más alcantarillado, luz, mejores escuelas...? Pobre Jalisco, tan cerca del Opus Dei, y tan lejos de Dios. Para analizar más este patético caso de corrupción Sergio Sarmiento escribe hoy en el Reforma un muy buen texto:


A Dios o al César

Sergio Sarmiento
26 de Marzo, 2008


"El más delicioso de todos los privilegios: gastar el dinero de los demás".
John Randolph


El gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, ha anunciado que entregará 90 millones de pesos para apoyar la construcción del Santuario de los Mártires Mexicanos en el Cerro del Tesoro en Tlaquepaque. De hecho, para evitar que alguien pudiera oponerse y bloquear lo que indudablemente muchos considerarían como un uso indebido de fondos públicos, el mandatario ya entregó el primer cheque por 30 millones de pesos. En la ceremonia, el 24 de marzo, quizá para subrayar el carácter religioso de la donación, participó el arzobispo de Guadalajara, el cardenal Juan Sandoval Íñiguez.

González Márquez no está aportando este dinero de su bolsillo, por supuesto. Eso sí sería un verdadero acto de generosidad. Los recursos provienen del erario y se entregarán "a fondo perdido"; en otras palabras, el santuario no tendrá que devolver el dinero al gobierno. No es un préstamo sino un regalo. El gobernador panista lo justifica diciendo que el santuario promoverá un mayor flujo de turistas al estado.

Pero cuidado, porque este argumento va a resultar muy peligroso. Uno puede argumentar, por ejemplo, que los establecimientos de baile de mesa -los table dance, para que se entienda mejor- también ayudan a fomentar el turismo. No veo, sin embargo, que el gobernador de Jalisco esté haciendo una ceremonia para regalar dinero de los contribuyentes a los operadores de estos centros de entretenimiento. De hecho, fue el propio González Márquez quien dijo que el gobierno no debía regalar condones a los jóvenes porque entonces habría que darles también "un six de cerveza... y un vale para el motel".

A pregunta de los periodistas que cubrieron la entrega del primer cheque para la construcción del santuario, el gobernador dijo que estaría dispuesto a regalar dinero también para templos de otras religiones. No hemos sabido hasta ahora, sin embargo, que haya aportado recursos para construir alguna sinagoga judía, una mezquita musulmana o un templo evangélico... Y tengo dudas muy serias de que lo haga.

El tema de fondo, sin embargo, no es la preferencia del gobernador por la Iglesia Católica sobre otras religiones. Ningún gobierno estatal debe regalar dinero de los contribuyentes a una organización religiosa, sin importar si es católica o de cualquier otra denominación. El que el gobierno sea panista, y cercano por lo tanto a la Iglesia Católica, no debe ser justificación para malversar de esta manera el dinero del pueblo.

Habrá quien diga que 90 millones de pesos no son nada en el marco de un gobierno que en el 2008 tiene programado un gasto presupuestario de 56,304 millones de pesos. Pero de esa concepción equivocada, que es correcto gastar el dinero de los impuestos en cosas innecesarias porque los presupuestos gubernamentales son muy grandes, surgen todos los abusos del gasto público que tenemos que subsidiar los gobernados. Dudo mucho, por otra parte, que ya se hayan resuelto todos los problemas sociales en Jalisco y que se haya alcanzado un nivel óptimo de servicio del gobierno como para que el gobernador piense que tiene el derecho de usar 90 millones de pesos para respaldar la construcción de un templo de su religión.

González Márquez ha dado ya muchas muestras públicas de su fe católica. Yo aplaudo que no busque ocultarla. Durante demasiado tiempo el sistema político mexicano obligó a los políticos a esconder su fe. Aun los domingos, si querían acudir a misa, debían hacerlo de incógnito. Dejar atrás esta hipocresía no puede ser más que beneficioso para el país.

No me inquieta que el gobernador se reú-na un día a la semana en Casa Jalisco con un grupo de funcionarios de su gobierno para estudiar pasajes de la Biblia. El inmueble es sede del gobierno, pero es también hogar del mandatario; y estudiar la Biblia es todavía una actividad lícita. No me molesta que acuda a actos religiosos; un gobernador no puede dejar de lado su vida personal durante los seis años de su cargo. No encuentro objeción alguna tampoco ante el hecho de que los funcionarios del anterior gobierno estatal y los presidentes municipales panistas de la zona de Guadalajara hayan acudido en enero de 2007 al Cerro del Tesoro para una comida con los jerarcas católicos.

Vicente Fox hizo costumbre del empleo de expresiones religiosas en sus presentaciones públicas. "Que Dios los bendiga" eran palabras con las que frecuentemente concluía sus discursos. Algunos se molestaban, pero en este caso también prefiero la honestidad que el vergonzoso ocultamiento de convicciones personales.

La línea de lo inaceptable, sin embargo, debe trazarse en el empleo de recursos públicos para apoyar a instituciones religiosas. No lo digo yo. Lo señaló un progresista pensador de la antigüedad cuyas ideas teológicas, pienso, no podrán ser cuestionadas ni siquiera por el muy católico gobernador de Jalisco. Se trata de Jesús de Nazaret, quien dijo: "Dad, pues, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".



1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo soy católica pero no por eso dejo de decir que es una verdadera verguenza que el gobernador gaste este dineral en algo que no le corresponde por Dios!!! y también considero una verguenza que el obispo acepte este dinero y haga este tipo de construcciones en vez de pensar en proyectos mas interesantes para los pobres. Que verguenza como católica y como tapatía, la verdad, ¿qué tienen en la cabeza estos dos pendejos???