jueves, mayo 21, 2009

Gobernar es presupuestar, y no se sabe presupuestar

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El gobierno federal está muy preocupado para el 2010, ya que no sabe ni siquiera como presupuestarlo. Ante la debacle en la recaudación de impuestos y por venta de petróleo, el gobierno Calderón ahora explora nuevas opciones para recabar ingresos (como subir el IVA a 20%), ya que debe entregar para septiembre a la nueva Cámara de Diputados (que se elegirá el 5 de julio) la iniciativa del presupuesto de ingresos para el año 2010. Si el presidente Calderón elige subir el IVA solamente hará que el consumo caiga más. Otros países, como China o Estados Unidos están bajando impuestos al consumo para compras de autos por ejemplo. Aquí el gobierno, en un momento de crisis no incentiva al consumo sino que de forma terrible ahora quiere abatirlo. Y qué decir del impuesto sobre nómina: al empresario se le castiga el crear empleos. Es tiempo de borrarlo y dejar de penalizar a quien se arriesga a dar empleo en momentos de crisis.

Las empresas generan 60% del ingreso nacional y solo proporcionan 3% del ingreso fiscal, los asalariados generan 25% de la producción nacional y proporcionan más o menos lo mismo del ingreso fiscal de estado mexicano. Y se quiere seguir cargando la recaudación aún más a los asalariados, cuando se da manga ancha a las grandes empresas.

Gobernar es presupuestar, y no se sabe presupuestar ni rendir cuentas de ese presupuesto. Y no se sabe 376 mil millones de pesos en fondos y fideicomisos, y mucho de ese dinero es opaco, y el gobierno no rinden cuentas de esos enormes recursos.

Y lo peor es que el gobierno no sabe gastar: en lugar de incentivar el desarrollo nacional de medicamentos, prefiere importarlos, qué decir de las vacunas. En lugar de fomentar el desarrollo del campo, cada día importamos más y más alimentos, un grave problema no solo de fuga de preciadas divisas, sino de seguridad nacional misma. Copio de Excélsior del 5 de mayo de 2008:

Importación de alimentos en la cima

Alicia Valverde y Engge Chavarría

Las demanda de productos del exterior aumentó 7% en los últimos tres años; EU homologará normas sanitarias


México se encamina a una crisis de alimentos debido a la elevada dependencia de las importaciones, en algunos productos, y a la caída de la producción que registra el campo.

Tan sólo en los últimos tres años, la tasa de dependencia alimentaria, es decir, lo que se requiere importar para cubrir la demanda subió siete puntos porcentuales, al pasar de 35.3 por ciento a 42.7 por ciento.

Especialistas comentaron que desde 2005 empezó este problema y es probable que se eleve la afectación por el alza de los precios internacionales y mayores importaciones de alimentos. “El déficit alimentario seguirá creciendo en valor y cada vez se van a requerir más divisas para pagar las importaciones de alimentos debido a que se esperan mayores aumentos en los precios en los años venideros”, previó Eugenio Gómez, analista de la consultoría aregional.

En 2002, la tasa de dependencia alimentaria se ubicó en 41.2 por ciento, para el año siguiente bajó a 38.9 por ciento, en 2004 descendió a 35.3 por ciento, pero en 2005 repuntó a 37.1 por ciento, en 2006 a 42.5 y al finalizar el año pasado cerró en 42.7 por ciento, de acuerdo con el Servicio de información agroalimentaria y pesquera de la Sagarpa.

Las cifras hablan por sí solas y demuestran la alta dependencia del exterior para abastecer la demanda de alimentos de los mexicanos.

En el periodo 2001-2006, la producción en México de granos y oleaginosas se incrementó en 0.5 por ciento, menos de 1 por ciento por debajo de la tasa de autosuficiencia, ya que el consumo fue del orden de 1.5 por ciento en dicho periodo.

Aunque en 2005, los granos ocupaban una superficie de 51 por ciento de tierra sembrada en territorio mexicano, el valor de la producción sólo representa 22.1 por ciento, menos de una cuarta parte, en contraste, las frutas y hortalizas poseían 6.2 y 2.8 por ciento de superficie sembrada con un valor de producción de 20.9 y 19.0 por ciento, respectivamente.

En 2007, el maíz no superó tres toneladas por hectárea, el arroz llegó a 4.6, el trigo subió a 5.0, el sorgo registró 3.2 y el frijol fue de apenas 0.8 toneladas. Comparado con la fresa y papaya tuvieron un rendimiento de 28 y 39 toneladas por hectárea, cada uno.

Ante ello, la Secretaría de Economía anunció que, en el marco del TLCAN, se enfocará al sector agroalimentario, con el fin de incrementar la cooperación trilateral y coordinar el intercambio de información en asuntos de seguridad de productos alimenticios.

De hecho, autoridades de EU están haciendo presión con México para promover la homologación de normas sanitarias y fitosanitarias, a fin de aumentar las exportaciones “sanas” en alimentos.

México se encamina a una crisis de alimentos debido a la elevada dependencia de las importaciones, en algunos productos, y a la caída de la producción que registra el campo.

Tan sólo en los últimos tres años, la tasa de dependencia alimentaria, es decir, lo que se requiere importar para cubrir la demanda subió siete puntos porcentuales, al pasar de 35.3 por ciento a 42.7 por ciento.

Especialistas comentaron que desde 2005 empezó este problema y es probable que se eleve la afectación por el alza de los precios internacionales y mayores importaciones de alimentos. “El déficit alimentario seguirá creciendo en valor y cada vez se van a requerir más divisas para pagar las importaciones de alimentos debido a que se esperan mayores aumentos en los precios en los años venideros”, previó Eugenio Gómez, analista de la consultoría aregional.

En 2002, la tasa de dependencia alimentaria se ubicó en 41.2 por ciento, para el año siguiente bajó a 38.9 por ciento, en 2004 descendió a 35.3 por ciento, pero en 2005 repuntó a 37.1 por ciento, en 2006 a 42.5 y al finalizar el año pasado cerró en 42.7 por ciento, de acuerdo con el Servicio de información agroalimentaria y pesquera de la Sagarpa.

Las cifras hablan por sí solas y demuestran la alta dependencia del exterior para abastecer la demanda de alimentos de los mexicanos.

En el periodo 2001-2006, la producción en México de granos y oleaginosas se incrementó en 0.5 por ciento, menos de 1 por ciento por debajo de la tasa de autosuficiencia, ya que el consumo fue del orden de 1.5 por ciento en dicho periodo.

Aunque en 2005, los granos ocupaban una superficie de 51 por ciento de tierra sembrada en territorio mexicano, el valor de la producción sólo representa 22.1 por ciento, menos de una cuarta parte, en contraste, las frutas y hortalizas poseían 6.2 y 2.8 por ciento de superficie sembrada con un valor de producción de 20.9 y 19.0 por ciento, respectivamente.

En 2007, el maíz no superó tres toneladas por hectárea, el arroz llegó a 4.6, el trigo subió a 5.0, el sorgo registró 3.2 y el frijol fue de apenas 0.8 toneladas. Comparado con la fresa y papaya tuvieron un rendimiento de 28 y 39 toneladas por hectárea, cada uno.


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