viernes, mayo 08, 2009

México: un sistema de salud de embudo

Algo ha salido claro después de la crisis de salud pública que mostró la epidemia de infuenza A H1N1: la atención primaria no funciona. Lo peor es que la "jerarquía" de salud le echa la culpa a los enfermos, por no atenderse a tiempo, sin embargo esto no es tan sencillo. Hasta espacios de supuesta atención médica para los más pobres, como el Hospital General de México, se les cobra a los enfermos parte de los servicios. Y luego, si van a tiempo para atenderse, el sistema sencillamente los rechaza o les ofrece atención negligente. Ese fue el caso de Oscar, un niño de cinco años, que aunque su familia lo llevó y llevó varias veces al médico, al final murió hace días de la nueva influenza. Lo que sucede es que esta crisis ha desvelado el verdadero problema del sistema de salud mexicano: no es para todos, no es universal. Los ricos no mueren, como el caso de Manuel Camacho Solís que sufrió de influenza pero se trató en el caro Hospital Inglés, y los pobres van a los hospitales del Estado, donde están muriendo como moscas... Margarita Vega escribe hoy en Reforma, como el INER un hospital de tercer nivel, un hospital top, se vió rebasado por la epidemia. Y es claro porqué: la gente no recibe atención primaria, y entonces la busca donde sea, hasta llegar poco a poco en los hospitales de alto nivel. Y además esto es previsible, México gasta menos en salud pública como porcentaje del PIB que muchos países de América Latina. Copio del Reforma de hoy:

Pone virus a prueba capacidad del INER

El INER llegó a a tener hasta cuatro veces más pacientes de lo normal


Margarita Vega


Ciudad de México (8 mayo 2009).- Es el hospital más grande con el que cuenta el País para atender enfermedades respiratorias, pero la epidemia de influenza A H1N1 exhibió varias de las carencias del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).

Al igual que ocurrió a nivel nacional, al inicio de la primavera el INER comenzó a detectar un número de casos de neumonías muy por arriba de lo acostumbrado.

Sin embargo, como es uno de los pocos hospitales del País con un laboratorio para detectar la influenza, pudo darse cuenta de que se trataba de esa enfermedad, pero no de su nueva cepa.

Después de que se declaró la alerta sanitaria en el País, el INER llegó a su máximo de capacidad. No sólo tuvo hasta cuatro veces más pacientes de lo normal, sino que incluso tenía que atender a personas que habían visitado ya otros hospitales pero a quienes no se les había dado un diagnóstico o un tratamiento adecuado, a pesar de que presentaban los síntomas del nuevo virus.

"Todo el sistema de salud requiere mejorar procedimientos, incluyendo a nosotros, y siempre hay espacio para mejorar la calidad de la atención, pero pienso que en este caso es perfectamente claro que es una enfermedad tan extendida que se requiere un primer nivel de atención adecuado, un segundo nivel, y un tercer nivel, y no pensar en (atender) sólo aquí", considera José Ignacio Pérez Padilla, director del INER.

En entrevista, relata que a consecuencia del aumento de la demanda el INER tuvo que rechazar a pacientes aun en los momentos más álgidos de la emergencia, pues en algunos días las áreas de urgencia y de terapia intensiva estaban totalmente llenas.

"Las consultas de urgencias (rebasaron) varias veces lo normal. Hubo días que se vieron 200 pacientes. Con la alerta se incrementaron, hubo un brinco", apunta.

"Aumenta el nivel de alerta, aumentan las consultas, porque algunos entienden que deben atenderse, otros porque quieren estar seguros y otros porque están angustiados. Pasando los días se va estabilizando, el nivel de angustia baja, sobre todo ahora con las noticias de que (el virus) no es tan agresivo como se pensaba y baja el nivel. Los últimos días hemos tenido 50, 60 consultas. Eso va tranquilizando al personal".

Por tratarse de un nuevo virus, explica, fue necesario capacitar al personal médico, pues a pesar de especializarse en enfermedades respiratorias desconocía algunos aspectos de la epidemia. Ni ellos, comparte, pudieron l brarse de la angustia que invadió a muchos mexicanos en las últimas semanas.

Hasta el momento el INER ha confirmado 24 casos del nuevo virus, de 157 pacientes sospechosos. Hasta el miércoles había 25 defunciones asociadas con la enfermedad, pero sólo en 7 se había logrado comprobar.

Para Pérez Padilla, seguramente habrá muchos casos más que queden sin confirmar, pues ahora sólo se ha buscado entre los pacientes más graves, pero no se ha hecho con la misma intensidad entre quienes presentan síntomas eves o incluso entre quienes pueden portar al virus sin presentar síntomas.

Aunque descarta que ya se haya superado la epidemia, el especialista confía en que poco a poco se irá regresando a la normalidad, pues a causa de la emergencia el instituto ha tenido que reprogramar varias cirugías y consultas no urgentes.

"Ahorita tenemos gente esperando operaciones, esperando consultas que no podemos prolongar por muchísimo tiempo. Lo urgente no se ha detenido ni se debe detener, pero sí necesitamos poco a poco reiniciar el trabajo normal. No se ha definido cuándo", comenta.


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